Todas las cosas negativas atacan a la mente primero. Puede que la mente las rechace por un minuto, pero tocan de nuevo a la puerta de la mente. Esta es la naturaleza de la mente. El corazón es mucho, mucho más puro. El afecto, la devoción, la entrega y otras cualidades divinas ya están ahí en el corazón.
Para purificar tu mente, lo mejor es sentir cada día por unos minutos, durante tu meditación, que no tienes mente. Puedes decirte a ti mismo: “No tengo mente. Lo que tengo es el corazón”. Pasados unos minutos, siente: “No tengo corazón. Lo que tengo es el alma”. Cuando digas “Yo tengo el alma”, en ese momento serás inundado por la pureza. Y cuando te digas “Yo soy el alma”, imagina al niño más hermoso que alguna vez hayas visto y siente que tu alma es infinitamente más hermosa que ese niño. Cuando puedas sentir que eres tan sólo el alma, tu alma purificará tu mente.
También, antes de meditar, trata de imaginar una llama dentro de tu corazón. Trata de imaginar que esta llama está iluminando tu mente. La mente está pensando acerca de muchas cosas constantemente. La mente no tiene una iluminación apropiada, así que imagina una hermosa llama iluminándote dentro del corazón. Trae esta llama iluminadora al interior de tu mente. Cuando la mente comience a iluminarse, se te hará muy fácil concentrarte por más tiempo y más profundamente.
Sri Chinmoy
“Manual de Meditación“. Purnahuti Print. Guatemala. 2004.
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