Es mejor meditar en el corazón que en la mente. Si meditas en la mente, podrás meditar quizás cinco minutos y de esos cinco minutos, puede que medites poderosamente un minuto. Luego sentirás tu cabeza entera poniéndose tensa. Al principio obtienes alegría y satisfacción; luego puede ser que sientas un desierto vacío. Pero si meditas en el corazón, adquieres la capacidad de identificarte con la alegría y la satisfacción que obtienes y entonces esta se convierte permanentemente en algo tuyo.
Si meditas en la mente, no te identificas; tratas de entrar en algo. Pero si utilizas el corazón, inmediatamente las cualidades del corazón salen a flote.
Permanece siempre en el sol de tu corazón hasta que sus rayos iluminadores inunden tu mente también.
Si meditas en el corazón, estarás meditando en el lugar donde se encuentra el alma. Lo más que puedes obtener de la mente es inspiración, la cual, en sí misma, es limitada. Para la verdadera aspiración tienes que ir al corazón. La aspiración viene del corazón porque la iluminación del alma está siempre ahí. Cuando meditas ene le corazón no sólo obtienes aspiración, sino que obtienes también la satisfacción de esa aspiración: la paz, la luz y el deleite infinitos del alma.
– Sri Chinmoy
“Meditación. La Perfección del Hombre en la Satisfacción de Dios“. Purnahuti Print. Guatemala. 2007.